jueves, 14 de junio de 2012

El Banco Central de Venezuela: ¿retorno a las prácticas monetarias del pasado?

Fotografía: Banco Central de Venezuela



La experiencia internacional de la gobernanza monetaria de los bancos centrales nos dice que cuando el banco central financia el gasto público, tiene beneficios de corto plazo al dinamizar la economía, pero en el largo plazo los costos son altos principalmente al desequilibrar la economía por el impacto de un aumento en la tasa de inflación. En un reciente estudio del Fondo Monetario Internacional preparado por Luis I. Jácome, Marcela Matamoros-Indorf, Mrinalini Sharma y Simon Townsend titulado Central Bank Credit to the Government: What Can We Learn from International Practices? , nos demuestran a partir del diseño institucional de la gobernanza monetaria de una muestra de 152 países con membresía en el Fondo Monetario Internacional que en 29 países clasificados como economías avanzadas el marco legal tiene prohibido que el banco central otorgue crédito al gobierno para financiar el gasto público. Por otra parte, en una muestra de 31 países clasificados como mercados emergentes la legislación de gobernanza monetaria de 15 países prohíbe el crédito al gobierno, mientras que en 92 países en desarrollo la legislación prohíbe el acceso al crédito por parte del gobierno en 17 países.


En este escenario internacional la tendencia del diseño institucional de la gobernanza monetaria de los bancos centrales,  se inclinan hacia marcos legales restrictivos que prohíben el financiamiento público por parte del instituto central. Una explicación de dicho diseño institucional restrictivo para financiar el gasto del gobierno tiene que ver con las expectativas de credibilidad que debe otorgar el banco central a los distintos agentes económicos implicados en el juego de las políticas monetarias.


A contracorriente de este escenario internacional de la gobernanza monetaria el Banco Central de Venezuela ha venido perdiendo autonomía e independencia política con respecto al poder Ejecutivo. La estrategia del gobierno de Hugo Chávez es que el objetivo del Banco Central de Venezuela no sólo sea mantener estabilidad de precios, sino también financiar la política social de las misiones. Estas prácticas del Banco Central de Venezuela es en cierta medida un regreso a las políticas monetarias del pasado en donde el gasto público se financiaba a través de los bancos centrales, pasando a segundo termino la estabilidad de precios, que como bien observa Luis I. Jácome en la década de 1990 América Latina alcanzó en promedio una inflación del 500%.

Ciudad de México, a 14 de junio de 2012


martes, 12 de junio de 2012

Manuel López Obrador y Hugo Chávez: afinidades electivas

América Latina ha vislumbrado en los últimos años un discurso político en donde convive el incipiente juego democrático –algunos estudiosos como Steven Levitsky y Lucan A. Way lo denominan autoritarismo competitivo-[1] con las formas populistas de antaño. México no escapa a estos legados del pasado. El populismo de izquierda de López Obrador tiene rasgos comunes con el populismo bolivariano de Hugo Chávez, diría afinidades electivas de corte ideológico: ambos líderes políticos comparten un imaginario político cuyos símbolos son los absolutos[2]: el pueblo, la herejía del pasado, las perversas políticas neoliberales, actos fundadores para dar origen a nuevas comunidades políticas.


Fotografía: Hugo Rafael Chávez Frías, Presidente de La República Bolivariana de Venezuela.


Hugo Chávez cree como eje articulador de la “democracia” la participación activa del pueblo, no a través de las instituciones representativas, sino a través de asambleas a manera de foros para tomar decisiones. Hugo Chávez condena como una herejía el pasado democrático de Venezuela e invoca para exorcizarlo a principios morales que deberán encarnar en la nueva república. Este pasado de la historia política venezolana se apartó de la tierra prometida, pues Chávez concibe al Pacto de Punto Fijo como el acto inaugural del régimen político liberal, causa de los males de Venezuela. Para Chávez no existe nada que rescatar del régimen del puntofijismo, al extremo de construir una ideología con una nueva gramática política, el discurso bolivariano chavista es aséptico a la gramática democrática del régimen anterior.

En su discurso de la Agenda Alternativa Bolivariana [3], Hugo Chávez nos narra los orígenes de la corrupción, despilfarro económico, autoritarismo, “decadencia moral”[4], todos estos “males” ante la mirada de Chávez tienen su origen en el Pacto de Punto Fijo. Nos cuenta Chávez:


En este siglo, durante la última década de gobierno del General Gómez, fue incubándose un modelo político al que perfectamente pudiéramos llamar el “modelo adeco”, fundamentado especialmente en la explotación petrolera (en 1926 ya el petróleo había desplazado al café como primer producto de exportación), en el populismo y en el autoritarismo. El “modelo adeco” irrumpió el 18 de octubre de 1945; echó sus bases en el trienio 45-48, para ser desplazado durante una década y reaparecer en 1958, en la caída del gobierno del General Marcos Pérez Jiménez. Ahora si había venido para quedarse. Desde entonces, el nefasto modelo pisó el acelerador al proceso de sustitución de importaciones, profundizando el rentismo petrolero y la dependencia, sobre un pacto político cupular-partidista al que se conoce como “Pacto de Punto Fijo”, reforzado desde ese momento por el calderismo copeyano, cómplice, a pesar de su papel de actor de reparto, en el festín (Chávez, 1996:7-8)[5]


Fotografía: Andrés Manuel López Obrador  (Fuente: CNN Expansión).


La textura del discurso de Manuel López Obrador tiene la afinidad electiva ideológica de Chávez, cuando ambos apelan a elevados principios morales, más allá de la corrupción del mundo. En el 2011 cuando López Obrador da a conocer su Nuevo Proyecto de Nación, señala el “renacimiento” de México a partir de la “reserva moral” del pueblo mexicano. En ese momento Obrador escribió estas líneas:


Por eso, a partir de la reserva moral y cultural que todavía existe en las familias y en las comunidades del México profundo, y apoyados en la inmensa bondad que hay en nuestro pueblo, vamos a emprender la tarea de exaltar y promover valores en lo individual y lo colectivo.
El propósito es contribuir a la formación de mujeres y hombres buenos y felices, bajo la premisa de que ser bueno es el único modo de ser dichoso. Insistiremos en que la felicidad no se logra acumulando riquezas, títulos o fama, sino estando bien con nuestra conciencia, con nosotros mismos y con el prójimo.
Sólo así podremos hacer frente a la mancha negra de individualismo, codicia y odio que se viene extendiendo cada vez más, y que nos ha llevado a la degradación progresiva como sociedad y como nación (Andrés Manuel López Obrador en La Jornada, marzo de 2011)[6]

           
El sociólogo americano Daniel Bell en Las contradicciones culturales del capitalismo[7],nos advertía puntualmente que cuando los discursos morales de cualquier índole invaden la esfera de la política se está en presencia de un discurso premoderno. Realizar esta distinción tiene la virtud de reafirmar la modernidad frente a los populismos sean estos de izquierda o derecha.


* Noé Hernández Cortez, Doctor en Ciencia Política por FLACSO, Sede México.
[1] Steven Levitsky y Lucan A. Way, 2011, “El aumento del autoritarismo competitivo”, en Journal of Democracy en Español, Julio, vol. 3, pp. 5-21.
[2] Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, 2004, Hegemonía y estrategia socialista. Hacia una radicalización de la democracia, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica.
[3] Hugo Chávez, 2007, Agenda Alternativa Bolivariana, Ministerio del Poder Popular para la Comunicación e Información, MinCi, Caracas, Venezuela.
[4] Cursivas mías.
[5] Hugo Chávez, Ibídem.

[6] Andrés Manuel López Obrador, 2011, “Discurso de Andrés Manuel López Obrador. En la presentación del Nuevo Proyecto de Nación”, en La Jornada, Lunes 21 de marzo.
[7] Daniel Bell, 1978, The cultural Contradictions of Capitalism, New York, Basic Books, Inc., Publishers.


Ciudad de México, a 12 de junio de 2012.